Más allá de recurrir a una receta para conjugar estilos musicales o de aprovechar cínicamente lo hecho por Gotan Project en los albores del presente siglo, Bajofondo centra sus ambiciones en la producción de electrónica seductora y bailable, cubierta por un sello casi inconfundible, que tiene su mejor expresión en las posibilidades de exploración sonora que ofrece el tango.
Gustavo Santaolalla y Juan Campodónico fundaron este proyecto que gradualmente creció, para después convertirse en una de las agrupaciones más atractivas de Latinoamérica. En sus inicios conocido como Bajofondo Tango Club, y concebido como una especie de colectivo, su disco debut abrió la ruta hacia nuevos horizontes musicales.
Uruguay y Argentina, países que tienen una profunda relación con el tango, son las regiones de donde provienen estos músicos que encuentran un potencial creativo en el cruce de tradición y modernidad. A esto hay que agregarle la experiencia de Gustavo Santaolalla, uno de los productores musicales más activos, quien ha generado éxitos para distintos grupos de rock, además de constituirse como una figura destacada en la manufactura de soundtracks.
Las colaboraciones significan una parte esencial dentro de Bajofondo: desde el recién fallecido Gustavo Cerati, hasta la Mala Rodríguez, atravesando por Elvis Costello, el grupo ha logrado conectar canciones que hablan de un crecimiento y de la necesidad de nutrirse de diferentes talentos, algo que puede constatarse con mayor precisión en Presente, uno de los álbumes latinos más representativos del año pasado.
Después de presentarse en la edición 42 del Festival Internacional Cervantino, Bajofondo llega a Guadalajara para ofrecer un recorrido que incluye lo más destacado de sus canciones, temas envueltos en la pasión que desprende el tango, y que también mezclan electrónica, hip hop y algunos rasgos de pop, pero sobre todo que incitan al goce que produce el baile.
