Bajo el signo del feminismo y la filosofía de la liberación

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Quienes quieren que la humanidad viva en el temor y la ignorancia, tachan de diabólica a la perspectiva de género, señaló la filósofa Judith Butler al recibir el Doctorado Honoris causa por la Universidad de Guadalajara (UdeG), en el Paraninfo Enrique Díaz de León.

Butler enfatizó la necesidad de que las instituciones de educación superior defiendan la libertad de pensamiento ante estos embates.

“Cuando escuchamos que el género es una ideología diabólica, podemos comenzar a temer que el género sea una doctrina malévola o que sólo los demonios propongan tal teoría; quienes se expresan de esa manera quieren que vivamos en el temor y la ignorancia, pero podemos resistir. Y es que, incluso, ni siquiera hay una sola ideología de género”, declaró Butler, adscrita a la Universidad de Yale.

“Este es un campo con opiniones en conflicto —abundó—, que plantea algunas de las preguntas más importantes sobre la formación social y cultural de los cuerpos, su relación con el poder, la sexualidad, la economía y el mundo material”.

La autora de El género en disputa, obra cardinal en torno a la discusión de la identidad sexual y el feminismo, explicó que los estudios de género plantean la cuestión de lo que significa ser un hombre o una mujer o vivir fuera de esas categorías, y exponen preguntas sobre igualdad y diferencia, jerarquía y violencia; las cuales son preguntas abiertas y urgentes, pero sin respuestas únicas ni finales.

Su labor pertenece a un movimiento más amplio que busca lograr la libertad y el reconocimiento de las mujeres, la gente trans y las minorías, lo que no sería posible sin el trabajo de otros autores que la inspiraron o con quienes intercambia puntos de vista, dijo.

Alertó respecto a que cuando el pánico y la ignorancia mueven a la opinión pública, es obligación de las universidades proporcionar espacios de reflexión que no estén separados del mundo público.

“La democracia exige libertad de pensamiento, y las democracias no pueden sobrevivir sin las instituciones educativas que encarnan ese importante principio. Pero la libertad de pensamiento no puede restringirse a las universidades. Quienes buscan la igualdad económica, el acceso a la educación y los derechos de las minorías a vivir sin temor, requieren una comunidad y un gobierno que proteja y afirme sus valores”, subrayó.

Enrique Dussel
Los países latinoamericanos tienen el reto de descolonizarse, ya que nunca han dejado de estar sometidos al eurocentrismo que impone políticas económicas que llevan al mundo al suicidio colectivo, aseveró el filósofo, historiador y teólogo Enrique Domingo Dussel Ambrosini, al recibir el Doctorado Honoris causa por la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Dussel Ambrosini explicó que el eurocentrismo consiste en que las políticas económicas y educativas son impuestas desde la perspectiva europea. Por ejemplo, los planes de estudio de las universidades en América, Asia y Africa están cimentados en pensadores europeos, desdeñando el conocimiento milenario de los pueblos originarios.

Afirmó que México y los países latinoamericanos, africanos y asiáticos nunca han estado en el centro, sino siempre en la “periferia”, a lo cual llamó “modernidad colonial”. Además, se ha impuesto un modelo aspiracional, en el cual los oprimidos quieren llegar a ser como sus opresores eurocentristas.

Mientras tanto, fenómenos como el cambio climático son producto del modelo económico basado en la producción y la explotación, impuestos por las empresas transnacionales y el capital mundial, que también es eurocentrista.

“La modernidad está destruyendo las condiciones de la reproducción de la vida en la Tierra. Y, ¿cómo paramos ahora esta civilización que no tiene freno, cuyo éxito se califica por el aumento de la producción, la innovación y el desarrollo anual, tomando como parámetro que si hemos crecido tres por ciento o si tenemos más automóviles que antes? Tenemos todo, pero las condiciones de la vida van disminuyendo. En pocos decenios la humanidad se va a enfrentar al suicidio colectivo. El homo sapiens puede desaparecer porque habrá destruido las condiciones de la reproducción de la vida”, declaró Dussel Ambrosini.

Señaló que en América ha habido filosofía en los pueblos originarios desde antes de la Conquista, y citó ejemplos de grandes filósofos como Netzahuatcóyotl. Pormenorizó que desde hace miles de años existían en este continente grandes civilizaciones, especialmente la mesoamericana y la inca. “En cambio, Estados Unidos de América es un pueblo recién venido, bastante inculto”, apuntó.

“Los pueblos originarios tenían otra manera de vivir —aclaró—. Pareciera que están fuera de la historia, pero tienen otra lógica que no altera la reproducción de la vida. Y de ahí empieza lo de descolonizarnos, porque tenemos que ver las cosas de otra manera”.

Dijo que el eurocentrismo ha dividido la historia en tres grandes etapas: la antigüedad, la edad media y la era moderna; y ese esquema que sólo debería ser válido para la europa latino-germánica, ignora a los pueblos originarios de América, África y Asia que existían desde hace miles de años.

“Lo que pone a los pueblos originarios en la historia europea es el descubrimiento de Colón, quien según esa versión los descubre como si fueran flora y fauna; entre los animales y las plantas había indígenas. Esa visión desvaloriza a esos pueblos, que venían desde el norte de Asia por el Estrecho de Bering, y forman parte de un núcleo ético mítico. Podemos estudiar una filosofía de los pueblos originarios y no solamente filosofía europea. Valorizar el conocimiento de aquellos que estaban aquí antes del proceso genocida de la Conquista y que destruyeron sus grandes culturas”, denunció.

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