Autos enjaulados en Miravalle

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Al final del día, a Rodrigo Domínguez, la delincuencia en la colonia Miravalle y la falta de un espacio propio no le dejan más opciones que encerrar su coche dentro de una jaula de malla ciclónica, construida hace más de siete años.
Al igual que Rodrigo, decenas de habitantes de los fraccionamientos que componen dicha colonia, principalmente los que viven en la zona de departamentos, han tendido que improvisar sus propias cocheras para evitar los robos de los que continuamente son víctimas.
Aunque reconocen que la delincuencia y vandalismo son el principal motivo para tomar estas medidas, consideran que las necesidades de estacionamiento no fueron contempladas hace casi 30 años cuando se creó este fraccionamiento de apartamentos.
“No nos han dejado de otra, después de que pusimos la malla, ya no le ha pasado nada a nuestro carro”, comentó Carlos Sandoval, otro vecino que recientemente decidió tomar estas medidas, después de que le fue robado el estéreo y los retrovisores de su auto.
Sin embargo, no todos han corrido con la misma suerte, pues aún después de encerrarlos, los automóviles de algunos vecinos son dañados por el grafiti u otros daños menores, por lo que otros además de la malla ciclónica, han decidido techarlo y cubrir los costados para evitar cualquier daño a su vehículo.
Actualmente los costos del alambrado van desde los 6 mil hasta los 13 mil pesos, dependiendo de las medidas del espacio a cercar, o si requieren ponerle techo y por supuesto del material que se utilice.
La señora Martha Molinar no tiene seguro para su automóvil, su situación económica no se lo permite, así que ella se va a dormir confiando en que su auto esté seguro para el día siguiente. Estas cocheras improvisadas se vuelven una extensión más de su casa. Algunos de ellos además de su coche le dan un uso de armario para almacenar objetos como herramientas de trabajo y en casos más extremos hasta las mascotas. Otros más decidieron darle cadena perpetua a su automóvil y dejarlo abandonado, lo que propicia la molestia del resto de los vecinos afectando a quienes lo hacen por su interés de proteger su patrimonio.
La mayoría no cuenta con un permiso para instalarse y no han recibido ningún llamado de atención de alguna autoridad.
Más allá de la contaminación, característica que distingue a la colonia Miravalle, la inseguridad y la delincuencia preocupa de manera singular a los vecinos, quienes exigen mayor vigilancia al Ayuntamiento.

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