Arte subjetivo

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    El arte es deleite de los sentidos, es sublimación de lo efímero pero placentero, es una puerta para dejar entrar y fluir del cuerpo emociones, lágrimas de los ojos, suspiros de los labios. En Guadalajara parece que se emprendió desde hace mucho una cruzada contra la belleza de la ciudad, empecinada en afear a todos lo bellos rincones de la urbe a golpes de edificios y baldes de cemento en nombre de una supuesta modernidad.

    La Perla tapatía, no obstante, cuenta con un pasado artístico y arquitectónico notable, baste pensar en el Degollado, en los murales de Orozco, en un tal Barragán. Sin ir más allá.

    Ahora, ¿me pueden explicar qué es eso de una escultura de girafa en medio de un libramiento en Zapopan? Y de la que el alcalde, además de pagar por ella 2 millones de pesos —sí, 2 millones de pesos— tuvo la descaradez de decir que se convertirá en un ícono de la ciudad. ¿Una jirafa cubista?

    “Esta sí tuvo un costo para el municipio, la ciudad no se embellece sin inversión”. Alcalde, por favor, de verdad que si quiere hacerle un favor a la ciudad, la próxima vez no intente embellecerla. Se lo agradeceríamos.

    Y obviamente, nuestro alcalde rampante y rockero de Guadalajara no podía ser de menos. Por una enorme cabeza cortada a la mitad y con un jardín en lugar del cerebro —¿será una metáfora?— le pagará al artista José Fors 4.5 millones de pesos.

    Ok, seré anticuado, no entenderé el arte contemporáneo, el arte es subjetivo. Bien, entonces, si es subjetivo, ¿por qué nos lo van a imponer, y además a comprar con nuestro dinero? Si es subjetivo que se compre sus obras caras para ellos, y sobre todo, que saquen de su bolsillo.

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