Arte sin papeles

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En medio de un clima de xenofobia y racismo, ya no sólo las personas tienen que cruzar la frontera a Estados Unidos en el clandestinaje, sino también el arte.

El proyecto “El Pollero cultural. Flujo de arte en la frontera México-EEUU”, consiste en un intercambio —a la brava— de las obras de artistas que no pueden pasar la línea por falta de documentos migratorios. De esta forma, se ha logrado pasar alrededor de cincuenta obras, explica el artista Pablo Alonso Herraíz.

El 19 de mayo se inauguró en la Galería Jorge Martínez esta exposición, en la cual, por medio de una instalación, se muestra la forma en que el artista de Ciudad Juárez, David Flores Rivera (AKA. Mambo), llevó obra a Austin y El Paso, en el vecino estado de Texas, entre febrero, marzo y abril de 2017.

“Es un proyecto en el que se encuentra una instalación que pone en la mesa la discusión del flujo de arte en la frontera. Se sustenta en el uso de la palabra pollero, un concepto que se usa en muchas ciudades de México, aquí en la frontera, para referirse a aquellas personas que ofrecen servicios de cruzar a la gente en Estados Unidos, a cambio de dinero. Pero en nuestro proyecto el “pollero” es un actor social de intercambio cultural”.

Esta muestra ya estuvo en Lima, Perú, en la Universidad Católica. Las obras se exponen en galerías y en la calle, como arte urbano. Se trasladaron veinte piezas de Herraíz y en total cincuenta obras. El concepto de la exposición corrió a cargo de Papi Chulo Producciones México-España y el montaje por Laponia Diseño.

Pablo Alonso Herraíz señaló que con este concepto se pone en la discusión el proceso de repensar la problemática del cruce de arte, además de reflexionar sobre la nueva función del artista en la sociedad actual y las nuevas formas de contacto y el intercambio, la creación y la reacción.

“El proyecto permite que artistas sin papeles, de ambos lados de la frontera, de arte urbano, neomuralistas, diseñadores de gráfica, publicidad de guerrilla y otras disciplinas visuales, puedan trabajar con un agente pollero y trasladar y montar allá obras de pequeño, mediano y gran formato.  Hay quienes no tienen papeles pero las galerías están interesadas en sus obras. El pollero sirve de actor social de cambio y del traslado y montaje de la sombras”, afirma el especialista en historia del arte contemporáneo, curador e investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

“Buscamos una re-significación de la terminología fronteriza, con términos como agente cultural transfronterizo, desculturizar la cultura, transborderizar, y así mismo servir como un referente de experiencias respecto al método de cruce de la obra, y del propio artista y la gente que cruza. Asimismo concebimos la autoría y a la acción de cruzar como acto estético inherente a los residentes fronterizos. Esos son los ejes de este proyecto. Cruzar la frontera como acto estético inherente a agentes fronterizos”

¿Esta actividad alcanza una carga significativa más potente con la llegada de la nueva administración? —se le pregunta.

“Indudablemente. Esto tiene un significado más especial ante la coyuntura de un recrudecimiento de la xenofobia. Esto ayuda a ser sensibles a la situación, estamos de un lado  y de otro con intereses similares, tratar de paliar lo que está ocurriendo”.

“El Pollero Cultural. Flujo de arte en la frontera México-EE.UU.”, permanecerá hasta el 24 de junio en la Galería Jorge Martínez. Horario de visita: 10:00 a 18:00 horas, de lunes a sábado. Entrada libre.

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