Aranceles universitarios

    1654

    Los aranceles que aportan los estudiantes de nivel medio superior, superior y de posgrado a la Universidad de Guadalajara representan cerca del 10 por ciento de los ingresos totales que recibe esta casa de estudios para cumplir con sus funciones de educación, investigación y extensión, informó Manuel Morales, secretario de la Dirección de finanzas de esta institución.
    Los aranceles universitarios son cuotas cuyo propósito es contribuir para que la institución pueda cumplir sus labores sustantivas, ya que los recursos financieros que recibe la UdeG por parte de los gobiernos federal y estatal resultan insuficientes. “El 90 por ciento proviene de ambas instancias. Sin embargo, a la fecha estamos por debajo de la media nacional en costo por alumno.
    ”Los pagos de los alumnos son simbólicos, comparados con las matrículas que cobran otras instituciones de educación superior, pero representan apoyos para brindar una mejor atención en las tareas sustantivas de la Universidad”.
    Las cuotas son aprobadas por el Consejo General Universitario por medio de un dictamen que propone la comisión de hacienda, en el cual indica la forma de actualizarlas: lo que sea menor entre el aumento al salario mínimo en el Distrito Federal y el índice inflacionario del país.
    “Por ejemplo, en 2005 el alza en el salario mínimo del DF fue de 3.45 por ciento y menor al índice inflacionario. Dicha cantidad fue aplicada a los aranceles universitarios por alumno”.
    Además del pago por concepto de matrícula, existen otras cuotas por algunos servicios que prestan las dependencias de la Universidad, como: constancia de estudios, exámenes, certificados, entre otros.
    El jefe de la Unidad de ingresos de la Dirección de finanzas, Simón Pulido, indicó que las cuotas aumentan de acuerdo con el nivel de estudios, pero siempre según las condiciones arriba descritas.
    En 2005 los aranceles por semestre son: nivel medio superior, 24 pesos; técnico superior universitario, 55, y licenciatura, 78. La mayor parte de la población estudiantil corresponde a estas áreas.
    Para especialidades, los alumnos pagan 828 pesos al semestre; para maestría, mil 239, y para doctorado, mil 679 pesos. Además, el estudiante brinda una aportación voluntaria, que él mismo establece según su situación económica.
    Manuel Morales indicó que para 2004 los ingresos por concepto de servicios escolares, como matrículas, certificados, exámenes, constancias de estudio, entre otros, fueron de 67.6 millones de pesos, en un presupuesto total de cuatro mil 600 millones de pesos.
    Simón Pulido comentó que antes de 1998 los pagos de los estudiantes eran mínimos. En el periodo 1993-1994, una matrícula para escuelas y facultades era de un peso con 20 centavos; para deportes, 20 centavos; transporte, 10 centavos, y exámenes extraordinarios, 20 centavos.
    “El costo de los aranceles está basado en un criterio de pertinencia, pero en ningún momento la Universidad intenta resolver sus grandes necesidades de recursos económicos mediante cuotas”.
    La forma como se distribuyen los recursos que obtiene la institución está establecida en el dictamen de referencia y es bajo el siguiente criterio:
    “…Las aportaciones que realicen los alumnos por concepto de matrícula se aplicarán en beneficio del desarrollo integral de los estudiantes, mediante programas tales como: apoyo a alumnos sobresalientes, mejoramiento de bibliotecas, laboratorios, infraestructura, centros de cómputo, áreas deportivas y espacios culturales…”
    La Universidad, indicó Morales, ha logrado un avance en la captación por concepto de matrícula, y en general cualquier arancel universitario, ya que pasó de las antiguas cajas de tesorería, al pago en bancos.
    “A finales de 2002 establecimos convenios con diferentes instituciones bancarias para que los alumnos pudieran realizar ahí sus pagos. Esto agiliza, facilita y garantiza la transacción. Además, evita riesgos en el manejo de valores. Todo ello ayuda a la institución a lograr un uso más transparente de tales recursos”.

    Artículo anteriorCerebros “mojados”
    Artículo siguienteArturo Curiel Ballesteros