La Universidad de Guadalajara se distingue por los apoyos que ofrece a sus miembros, ya sean estudiantes, académicos o personal administrativo, así como por sus numerosas campañas para difundir la cultura, la internacionalización o buscar el mejoramiento de la enseñanza. Sin embargo, en días pasados descubrí con desilusión que la ayuda financiera para los alumnos que deseamos cursar estudios en el extranjero es bastante limitada.
Cuando uno decide embarcarse en la odisea de conseguir un sitio en un programa de intercambio, sabe que no será fácil y no todo vendrá en bandeja de plata, pero parte de los jóvenes que nos lanzamos a esta tarea, estamos supeditados a los apoyos para transporte, alojamiento y alimentación que otorga la UdeG.
La Universidad celebra, cada vez con mayor frecuencia, convenios de intercambio estudiantil con instituciones extranjeras, hace constantes invitaciones a sus alumnos para que participen de los beneficios de estos programas, y elogia con orgullo el número de estudiantes que actualmente cursan parte de su carrera en el extranjero.
Si se toma tantas molestias al respecto, ¿por qué no buscar que el apoyo económico dado a los alumnos sea de calidad?
Por poner solo un ejemplo, en días pasados me enteré que la Coordinación de Servicios Estudiantiles, la cual ofrece ayuda para el avión, posee un presupuesto tan limitado que solo puede apoyar a un estudiante por centro universitario ¡al año!, cuando el Centro Universitario de Ciencias de la Salud, al que pertenezco, envía al extranjero un promedio de 10 estudiantes ¡al semestre! La proporción entre uno y otro es evidente.
Debemos competir, en promedio y currículo, contra nuestros compañeros y no solo para recibir ayuda financiera, sino también para alcanzar un sitio en la institución a la que deseamos asistir. Es una pena que cada semestre muchos de los estudiantes que consiguen la carta de aceptación por parte de alguna universidad extranjera, que a lo largo de su estadía en la UdeG se han esforzado por mantener un alto nivel en su desempeño y que enriquecen su formación con actividades extracurriculares, desistan de realizar este proyecto por falta de apoyos económicos.
Indira Tonatzin González Carrillo,
estudiante de la licenciatura en psicología, CUCS.
