Alfonso de Lara Gallardo

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    Recorrió el difícil camino de la acuarela con un lenguaje de rasgos en armónico equilibrio de luces y semitonos; colores y vacíos comparten agua, pigmento y papel en una singular muestra que denota su autoría.
    A las pinturas de Alfonso de Lara no les sobra ni les falta nada. Dibujante precoz e ilustrador prolífico, incursiona a tiempo en la técnica del mural, con una temática mística en la que expresa la verdad en la que cree y de acuerdo con cuyo dictado vive y obra.
    Alfonso de Lara realiza su pintura, como el sacerdote oficia la misa. Es maestro tanto por la pericia alcanzada en su ejecución, como por la escuela que ha dejado entre sus alumnos y seguidores, que forman una verdadera cofradía al amparo de su consejo y guía.
    De sus múltiples viajes nos deja invaluables testimonios: esplendidos paisajes, montañas, arquitecturas urbanas y humanas. Sus personajes están dotados de carácter y alma, cantan su alegría o calla su dolor, pero nos permiten acercarnos a ellos, llegar hasta su entorno y transponer su contorno. Descanse en paz.

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