Alejandro González Garza

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Los asesinos seriales esconden un mórbido encanto. Desde que en 1927 Alfred Hitchcock llevó a la pantalla The Lodger: A story of the London fog este fenómeno ha sido un tema recurrente en el mundo cinematográfico. Pero en la mayoría de los casos se retrata de forma poco acertada.

Por más enfermizas que sean sus conductas, los asesinos seriales actúan siempre bajo ciertas lógicas. Sin embargo, esas formas de operar no son respetadas en el cine y muy pocos filmes resisten el análisis criminológico más básico. Baños de sangre, kilómetros de tripas y fuerza sobrehumana son fantasías que no concuerdan con la realidad. Los perfiles de los asesinos cinematográficos casi nunca corresponden a las clasificaciones más aceptadas. Es decir, se ha privilegiado la espectacularidad para atacar la vena comercial sin apegarse a las bases científicas, explica en entrevista Alejandro González Garza, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.

El académico presentó una ponencia dentro del Seminario de la Red de Investigadores de Cine (Redic), titulada “Análisis criminológico de los asesinos seriales en el cine”, basado en las clasificaciones del FBI (que define tres tipos de homicidas: Organizado-Desorganizado-Mixto); la de Holmes & Holmes —de 1984— (Visionarios, Orientados por una misión, Hedonista-Lujuria, Hedonista-Comodidad,Hedonista-Emoción, Poder/Control) y a la categorización de motivos realizada por el FBI en el Manual para la clasificación del crimen: ira, empresa criminal, ganancia financiera, ideología, psicosis, sexual, etc.

¿Qué tanto se apega el cine a los perfiles ya clasificados por la ciencia?
Es muy común que no haya nada de apego. Es común la clásica cuchillada que produce  litros y litros de sangre. Tampoco se corresponde a las diferencias entre los patrones o a las manchas de sangre que se presentan con cada arma.

En estas fantasías, ¿cuáles películas respetan los perfiles criminológicos?
De las mejores películas que se han hecho sobre el tema es Seven, de David Fincher. En casi todos los aspectos es muy apegada en cuanto a la conducta, o al desarrollo de la firma del asesino y su modus operandi. Es muy sólida en todos los aspectos. Pero la personalidad del asesino es el punto débil. Por momentos parece ser un sociópata, en otros momentos actúa más como un psicópata y en otros como un psicótico. Son tres tipos de personalidad muy distintas entre sí. También El Silencio de los inocentes, que tiene la ventaja de que trabajó con ellos como asesor John Douglas, que es quien desarrolló todo el estudio de asesinos en serie dentro del FBI.

Por eso se entiende por qué está tan bien hecha. Y Tenebrae, de Darío Argento, acierta en muchas cosas, pero cuándo la ves te das cuenta  de que acertaron por accidente, sobre todo por el concepto del asesino Copy Cat (imitadores de otros asesinos seriales). Y las biopics, son casi un subgénero dentro del cine de asesinos seriales. Hay películas biográficas de casi todos, hay como cincuenta de Jack el Destripador, a pesar de que en realidad no supimos quién fue.

Podemos decir que en la mayoría de los casos se ha privilegiado la espectacularidad, sobre todo en los subgéneros giallo y slasher…
En la mayoría sí, sobre todo en cuestiones de violencia y de criminalística. Se ha privilegiado por mucho el espectáculo por encima de hacer un retrato real de lo que puede ocurrir.

Ahora que siguen frescas las matanzas en Orlando, que no son precisamente de un asesino serial, ¿podría relacionarse esta cultura de violencia en el cine con en estos sucesos?
El asesino en serie es una subdivisión del concepto del asesino en masa, que mata a un gran número de personas. Lo que ocurrió en Orlando es un asesinato en masa. Entró y mató a todos los que pudo en un solo acto. O también hay otra subdivisión cada vez más en desuso, que es la del Spree Killer (Asesino en racha). En el asesino en serie hay un período de enfriamiento emocional que puede durar unas horas o muchos años. Son reacciones distintas, hay quienes tienen esos períodos de enfriamiento y quienes deciden hacerlo todo de una vez. La condicionante es que previo al homicidio pasaron mucho tiempo fantaseándolo, planeándolo. Y por ello se encuentran los videodiarios o las libretas con todo lo que escribieron hasta que se dan los estresores o detonantes de los asesinatos.

¿A pesar de esa espectacularidad, hay casos más espeluznantes en la vida real?
Casi todos los casos. El hecho de que sea tan espectacular una película hace que ya no le creas. Los hechos cometidos por asesinos reales son más espeluznantes que en las películas. [

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