Alberto Gómez Barbosa

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Hacer fotografía es como encontrar un diamante entre los escombros. No se trata de retratar solamente la pila de cascajo y los alambres retorcidos. Sino de encontrar esa chispa de hermosura donde casi nadie la encontraría. Y no basta con tener el diamante en bruto. Hay que cortarlo y pulirlo, hasta que la pieza sea como un fragmento de perfección. 

A Alberto Gómez Barbosa esos fragmentos de perfección le gustan en blanco y negro. Al llegar a sus ocho décadas, le ha tocado vivir la evolución de la fotografía. Y su forma de expresión, tan abstracta como espléndida, siempre destierra el color.

“Siento que el blanco y negro permite más creatividad. El color representa mucho a la realidad y en el blanco y negro debemos ser más cuidadosos,  nos lleva una especie de abstracción en la que todo se convierte en formas, texturas, y tonos de grises que, ya de por sí, es muy diferente a la realidad. Creo que por ello a los antiguos fotógrafos nos gustaba mucho el blanco y negro que da un sentido de afirmación, me parece que impacta más el blanco y negro que el color mismo”, reflexiona Gómez Barbosa.

El artista expone trecientas fotografías en la Galería Jesús Guerrero Galván de la Biblioteca Pública Juan José Arreola, para celebrar sus ochenta años de vida. En el 2016, estos festejos incluyeron también una exposición en el Palacio Municipal de Zapopan, titulada “El color”, y en la que rompe un poco con su usanza de plasmar el mundo a blanco y negro.

Para armar la muestra de la biblioteca pública, Gómez Barbosa revisó alrededor de setenta mil negativos de su archivo personal. Seleccionó cuatro mil quinientas imágenes, que gracias a la curaduría de Luis González, Jorge Suro y Jorge Barragán, dejaron la colección definitiva de trecientas fotografías. El trabajo de museografía para la exposición fue por parte de jóvenes del ITESO, alumnos del maestro Daniel López Hernández.

La exposición se separa por temáticas: niños, arquitectura, retratos, paisajes y una colección con fotos de hace cincuenta o sesenta años, llamada “Mi tierra y mi gente”, de un México rural y de pequeños pueblitos que se ha ido perdiendo; además de otra de abstractos llamado “Formas y texturas”.

¿Una Profesión En Extinción?
Gómez Barbosa se dice afortunado de haber vivido la evolución de la fotografía. Señala que la era digital vino a ampliar los horizontes, ya que conoce a autores que con un teléfono celular están haciendo cosas bellísimas. Sin embargo, también se dice preocupado de que cuando hay más herramientas, irónicamente esta profesión pareciera extinguirse en un mundo en el que el humano se mecaniza cada vez más.

“Hay que hacer una diferenciación. Actualmente se toman millones de fotografías. Las cifras son astronómicas. Pero se hacen muy pocas fotografías. La diferencia entre hacer y tomar es muy grande. Hay que buscar el ángulo, el momento, el encuadre. Mi esperanza de que sobreviva la fotografía es entre los que toman y hacen fotografías. Antes de que existiera el photoshop teníamos que ser cuidadosísimos porque no había muchas maneras de intervenir las fotografías”.

Entonces, la gran pregunta es ¿a dónde va la fotografía?
Así es. Es la gran pregunta. Tengo ese temor, que la profesión del fotógrafo sea inexistente como es la del telegrafista en este momento. En un descuido si la fotografía no se sigue atendiendo con quehacer artístico va a terminar por ser una profesión inexistente. Los medios de comunicación ya se cuestionan si es más conveniente pagar las fotografías de una persona común que está en un lugar por accidente y que capta al avión en picada, en lugar de tener un cuerpo de fotógrafos. Todo eso son amenazas para la fotografía. Yo creo que se salvarán quienes estén tomándolo muy en serio. Hay una actividad muy parecida: el grabado. Algunos dirán que se acabó con Durero, pero la realidad es que se sigue haciendo grabado, pero son rara avis. A lo mejor el fotógrafo se vuelve así. El mundo ha cambiado y nos ha sacudido.

Para Gómez Barbosa la clave es la composición. Recuerda que los primeros fotógrafos eran pintores de formación y por ello tenían un sentido de la composición magistral, cuyo cometido era encontrar la belleza. Y ese es el camino que los jóvenes artistas de la lente deben seguir.

“Las fotos de Sebastião Salgado son de hambrunas, de muerte, de explotaciones masivas. Son tragedias. Pero las retrata con tal sentido que las imágenes son bellísimas. Las fotografías de estudio fotográfico. Los retratos de Yousuf Karsh, de Hemingway, o de Winston Churchill a quien le arrebató su puro para captar la furia y el carácter recio del personaje en una foto mítica. O en publicidad, Irving Penn, que para el vodka Smirnoff hizo unas fotos inolvidables para nuestra generación, con el vodka en primer plano, los beduinos y los camellos al fondo en un atardecer”.

¿La fotografía, como el arte, es entonces cómo encontrar un diamante?
Has tocado un ejemplo que me gusta. El diamante te lo encuentras en bruto, pero para que llegue a decorar un anillo lleva muchos procesos. Ser cortador de diamantes es una profesión complicada. Eso es importante en las actividades del ser humano, buscar la belleza, porque de lo contrario estaríamos robotizados. En cualquier vertiente de la fotografía, se puede alcanzar una pieza que sea una obra de arte.

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