Al ritmo de Latinoamérica

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Bajo el cielo blanco creado por una carpa que protegía a más de doscientas personas, en la Rambla Cataluña tuvo lugar el primer festival musical de la tercera edición de FIMPRO, el pasado 25 de mayo, donde la música latina se expresó en su máximo potencial

San Pedro El Cortez estaba preparándose para comenzar su concierto. Al pie del escenario descansaba un altar, cuyo componente principal era una cabeza de becerro, adornada por distintos elementos mexicanos, como chiles, dulces, jitomates y calabazas, entre otros, y custodiado por dos velas negras. Utilizaron la ofrenda como conducto para expresar su cinismo y rebeldía, con la intención de transmitir un sentimiento de libertad bajo una representación sátira, conmemorando al mismo tiempo los colores emblemáticos de su país.

El quinteto de Tijuana, formado por Aris Chagoya (guitarra), Diego Córdoba (guitarra-voz), Édgard Collins (bajo-voz) y Mario Alarcón (batería) es considerada la banda más sucia y rocanrolera de su ciudad. Sin embargo, más que rock de garaje y psicodelia de guitarras duras, tiene un trasfondo conceptual que hace de su música una propuesta interesante.

En su presentación parecían dejar el alma en el escenario, escuchar a la banda en vivo es toda una experiencia, la mezcla de su proto-punk psicodélico con la fuerza de un performance rebosante de conceptos e ideologías dan como resultado una potente sensación de euforia, acompañada de un sentimiento patriota de confianza.

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La banda colombiana Danicattack tenía un atractivo visual muy particular, los estilos heterogéneos de los integrantes producían un ambiente de diversidad y equilibrio instantáneo. El vocalista, quien estaba maquillado de tal forma que sus ojos parecían tener alas azules, se manejaba lleno de energía y gratitud, con cada aullido radiaba una profunda pasión y vivacidad mientras al mismo tiempo dibujaba con sus manos diferentes figuras que expresaban su sentir.

Danicattack es una propuesta con guitarras honestas, juegos sutiles de efectos y una continua experimentación sonora que evoca instantes rockeros atmosféricos para permitir la fluidez de los sonidos a través del espacio. Está integrada por Daniel López (voz), Santiago Camacho (bajo), Santiago Uribe (guitarra), Juan Felipe Uribe (batería) y Carlos Palma (teclados). Muestra a través de sus canciones, música para volar lejos y lento, fusionando en su estilo ritmos blues, efectos electrónicos y un profundo instinto pop.

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El empoderamiento de la mujer y la lucha por la igualdad de géneros son algunos de los temas que inspiran las canciones de MINA, que expone en cada una de sus composiciones, letras que desafían la monotonía y destacan el poder de la mujer latinoamericana, con potentes sonoridades que despiertan cada parte del cuerpo.

Su propuesta musical está compuesta por la fusión de estilos como el pop alternativo, el hip hop, beats tribales y electrónicos. De la mano del reconocido productor musical Ivis Flies, y en colaboración con Mateo Kingman, desarrolla un concepto fresco que desborda energía.

Durante la presentación no existió pausa alguna ausente de baile, la música y la danza se fundieron en uno mismo, la artista ecuatoriana entonaba sus melodías llena de entereza y solidez mientras marcaba los beats al ritmo de sus caderas. En la parte trasera del escenario fueron proyectados videos de arte abstracto, que en compañía del vigor palpitante de su presentación crearon la armonía perfecta en su propuesta de arte conceptual.

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