Esta construcción de estilo neoclásico atrapada en el centro de Guadalajara ha fungido como capilla Jesuita; sede de la Universidad de Guadalajara (1792) y del poder legislativo de Jalisco. Durante la Revolución Mexicana fue cuartel militar y caballeriza; después espacio para el movimiento muralista, así como oficina de Telégrafos Nacionales. Todo en el lapso de tiempo de 1767 hasta 1985, año que entra en desuso. Pero es en el marco de la primera Cumbre Iberoamericana (19 de julio de 1991) que es inaugurada como Biblioteca Iberoamericana y lleva el nombre del poeta Octavio Paz. La Universidad de Guadalajara custodia el resguardo de su acervo bibliográfico que asciende a más de 60 mil volúmenes entre libros y periódicos.